Actualmente enfrentarse al mercado de trabajo
es un proceso duro y que requiere equilibrio emocional. La incertidumbre del mercado de trabajo nos crea angustia y pone a
prueba nuestra confianza en nosotros mismos. Ante la dificultad de encontrar un
empleo, es muy fácil deprimirnos y
autoculparnos (soy demasiado mayor, no tengo experiencia, mis capacidades no
son las adecuadas,…), con el peligro de adoptar unas actitudes derrotistas.
Vivimos momentos de cambio la tecnología invade nuestro entorno y
nos vemos obligados a adaptarnos a ello para poder disfrutar de las comodidades
que nos ofrecen, modificando nuestro día a día que va desde enviar un Whatsaps
a un amigo a escuchar música por Spotify a una videoconferencia con un familiar
que se encuentra en Londres. Esa idea de realidad
estática de tiempos pasados ha muerto, nos encontramos imbuidos en una era de cambios que se retroalimentan
que nos aportan beneficios pero como contrapartida nos exigen una actitud más activa, flexible y atenta. Imbuidos
en un proceso que requiere que seamos conscientes de esta nueva realidad que
está afectando todos los ámbitos de nuestra vida, y muy especialmente al ámbito
laboral.
Por ello dentro de un entorno laboral en el
que la incertidumbre impera, adquiere vital importancia nuestro desarrollo personal y profesional a lo
largo de la vida. Bajo el prisma que no podemos rendirnos, y hemos de coger
las riendas de nuestro futuro. Y para ello es esencial que nos enfrentemos a un
proceso de reflexión que nos permita decidir eficazmente qué expectativas
laborales tenemos, cuáles son los requisitos que exige el mercado laboral
respecto a esta ocupación y valorar si necesitamos mejorar nuestras competencias
para lograr nuestro objetivo laboral. Esta actitud además de mejorar nuestra
empleabilidad, y dotarnos de mayor conocimiento del mercado de trabajo y de
nosotros mismos, nos dará la necesaria seguridad y motivación para afrontar con éxito nuestros retos de futuro.
Griselda Vergés
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada